Muchas veces pequeños problemas cotidianos agrandados por sobreexigencia, presiones externas y estrés nos alejan de nosotros mismos, de los demás y de los verdaderos problemas que nos afectan como individuo y comunidad. La forma de vida de “moda” que domina en la actualidad en ciudades cada vez más grandes y artificiales nos lleva a sobredimensionar sucesos que en realidad no tienen importancia. Que en realidad ni siquiera son nuestros, sino impuestos; como preocupaciones banales sobre bienestar y confort, relaciones superficiales entre personas e intereses económicos. Esto es totalmente coherente con el modelo, ya que las ciudades son ambientes creados por convenios e ideas culturales que en la mayoría de los casos no son ciertas y se toman como verdad diseminadas principalmente por un grupo reducido de personas de cierto “poder”. Esto da como resultado un entorno alejado del verdadero funcionamiento de los procesos naturales y por ende enfermizo y amenazador. Peor que esto, debido a que gran parte de la población vivimos en estas circunstancias, dentro de estos entornos urbanos distorsionados se toman decisiones sobre el destino de muchos otros ambientes no urbanos sin el menor conocimiento ni sensibilidad. Sin siquiera vivir o preguntar cuidadosamente a la gente que en ellos habita, desparramando la misma realidad y sistema de pensamiento a la totalidad del territorio. Sin temor a las consecuencias, sin humildad ni respeto.
Llamo a leer el siguiente artículo y reflexionar sobre los efectos del Glifosato en nuestro país: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-124288-2009-05-03.html
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