Algunos de los íconos de la modernidad son: la tecnología, el manejo de la información, la búsqueda del confort y la seguridad, entre otros. Cuando estos estandartes no se regulan adecuadamente con una forma apropiada de tratar la tierra y a las personas se transforma en consumismo, pérdida de valores e identidad con la tierra, aumento de la violencia y estrés. Asimismo, otros aspectos de la vida moderna como ciertos hábitos de alimentación también caracterizan e impactan directamente en nuestros estados de ánimo y en nuestra salud. Hoy en día nuestra dieta se encuentra basada, entre otras cosas, en el consumo de cereales principalmente trigo y en particular la harina. Si pensamos por un segundo, ¿cuántos de nuestros platos de alimento se encuentran libres de este ingrediente?
Un componente importante de las harinas es el gluten. El gluten es una proteína que se encuentra combinada con almidón en muchos cereales como el trigo, cebada, centeno y avena. Éste es el que aporta la elasticidad a los panificados. Sin embargo, el 1% de la población mundial es celíaca, o sea presenta intolerancia a la digestión del gluten, y del resto no celíaco el 80% digieren mal el gluten o presentan hipersensibilidad. El gluten genera inflamación provocando destrucción de células intestinales, mala absorción de nutrientes, enfermedades autoinmunes y sobrecrecimiento bacteriano. Esto da como resultado un cuerpo suprimido inmunológicamente que con el tiempo puede devenir en enfermedades crónicas y tumores. Algunos síntomas de mala digestión ligada al gluten también son la pesadez, hinchazón, obesidad, exceso de gases y constipación. A pesar de que esto es conocido y muchos vivimos con alguno de estos síntomas sumado al aumento en los índices de celiaquía, celiaquía infantil y cáncer de colon, nuestra dieta sigue basada en harinas!
Si deseamos mejorar nuestra
nutrición debemos disminuir el consumo de gluten y en caso de consumirlo
asegurarse de que sea más fácil su digestión. Un primer paso es reemplazar las
harinas refinadas o “blancas” por las integrales. Las harinas integrales al
contener un mayor nivel de fibra facilitan su digestión. Otra alternativa es
sustituir la levadura y los leudantes químicos por masa madre.
El pan de masa madre es una forma
tradicional y ancestral de producir pan. Se basa en la fermentación de la
harina a través de bacterias y levaduras presentes en los granos de cereal.
Algunas ventajas que presenta son la predigestión del almidón, la formación de
un pH adecuado para el reemplazo del ácido fítico y la reducción de los
contenidos de gluten. Esto da como resultado un pan más fácil de digerir y
mucho más beneficioso para la salud. Además de un ahorro económico al no
depender de los leudantes comerciales y ser de muy agradable sabor.
Los animamos a fabricar su propia
masa madre en casa y ayudar a recuperar conocimiento que nunca debió ser
reemplazado y al mismo tiempo incrementar nuestra salud. Su preparación es muy
sencilla:
Sólo necesitamos harina (nosotros
utilizamos de trigo y/o centeno integral orgánica), agua, un frasco de vidrio y
una cuchara. Pondremos ¼ tasa de harina y cubrimos con agua hasta tener un
engrudo ligero y revolvemos bien. Como debemos hacer crecer a nuestros aliados
(bacterias y levaduras) cada día repetiremos la operación para entregarle nuevo
alimento (harina) y un ambiente apropiado para desarrollarse (agua). Si durante
este proceso el volumen es excesivo podes descartar una porción antes de darle
de comer a la masa. Observaremos que empezará a tener un olor entre levadura y
queso, apenas ácido. Es un olor particular a fermento, pero no es desagradable.
Al día 6 veremos que unas horas después de agregarle harina la mezcla crecerá y
estará llena de pequeñas burbujas, eso nos indica que la masa madre ya está
lista para usar. A partir de un par de semanas ya es posible guardar la mezcla
en la heladera cuando no se use.
Preparación del pan:
- Un día antes alimentamos nuestra masa madre con ½ tasa de harina y 1 tasa de agua a temperatura ambiente. Si lo hacemos por la noche la tendremos lista a la mañana siguiente.
- Luego usamos 1 tasa de masa madre con 3 ½ tasa de harina, dos pizcas de sal marina y apróx. 1 tasa de agua hasta lograr una consistencia de masa de pan. Mezclamos todo con movimientos envolventes sin desgarrar la masa y lo dejamos leudar. El tiempo de leudado puede ser entre 8 y 24 hs, dependiendo de cuanto lo dejes leudando el resultado será un pan más o menos ácido.
- Finalmente se pone el bollo en una placa de horno con un poquito de aceite, se le realiza unos cortes por encima y se cocina a fuego medio por 45 min apróx.
- No olvides dejar una porción de masa madre sin utilizar para tener fermento para el próximo pan.
Que lo disfruten y compartan sus
experiencias!
Más info:
Buenísimo!! Tenemos pan caserito :) Gracias Chicos!
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